Los teloneros ya se han hecho mayores y caminan por todo el escenario. Y sin duda que tiene mucho que ver el éxito del primer espectáculo del equipo: «teloneries». Había, pues, que continuar investigando con la misma fórmula: improvisación-texto-improvisación. No se busca la continuación pero se quiere mantener un sello creativo genuino. Al menos, cuando se trabaja con esta técnica es difícil encontrar un hilo conductor. Hay que estar muy abiertos a los estímulos que dan los compañeros, al director, a todo lo que suceda a tu alrededor, a los acontecimientos del día a día, a tu estado de ánimo, a tus preocupaciones, y … trabajar, y hacer las mil y una pruebas, hasta que un buen día …. Un buen día que jugábamos a crear en un local de l’Horta-Teatre escuchando Pau Casals y su conocida Cant dels Ocells, improvisamos un ballet en el que iban cayendo al suelo los seis bailarines-pájaros mientras se oía el ra -ta-ta-tá de una ametralladora. El clima pre-bélico que vivíamos todos en aquellas fechas impregnó el sentido creativo de todo el grupo e indicó el camino a seguir. El nuevo espectáculo empezaba a caminar.