Bultaco 74 es una historia de encuentros fortuitos y de desuniones, de amor y de desamor, de la fascinación de la juventud para forjar una utopía y de la asunción de la realidad o la rendición a que se somete la madurez. En la medida en que se trata de una historia individual, de unos individuos determinados mejor dicho, es también el reflejo de un par de generaciones que han vivido la transformación social, económica y política, en definitiva mental, de los últimos treinta años en casa, desde la agonía franquista hasta el presente más inmediato. Bultaco 74 habla, en clave de comedia, de una traición, de la traición más vil, que es aquella que se infringe uno mismo cuando renuncia a sus ideales. La concreción, la anécdota si desea, se centra en una pareja de estudiantes, hombre y mujer, que se conocen en el ámbito de la Universidad combativa de los años setenta y que alimentan la noble pretensión de cambiar el mundo. En Bultaco 74 desfilan los elementos escenográficos característicos de una época: la barba, las botas de montaña, los pantalones deshilachados, las camisas por fuera, las chaquetas de pana, el pelo largo, la droga, el cine de arte y ensayo, las asambleas de estudiantes, las canciones protesta o las carreras delante de los grises. Se trata de un retrato generacional, a veces malicioso o acre, a veces tierno o irónico, visto desde una perspectiva que no puede ser de ninguna manera neutral, en tanto que nos atañe a todos, ahora y siempre, porque cada generación debe protagonizar su propia lucha para alcanzar su lugar, sea ejemplificada por James Dean en la fábrica de sueños de Hollywood o por Daniel Cohn-Bendit, Dani el Rojo, en las barricadas del París de Mayo del 68. Bultaco 74 es también la historia del creador, la angustia, la exaltación y la soledad del creador que afronta el reto de engendrar una ficción artística (en cierto modo también una utopía); la obra revela cómo se genera la aventura de esta creación dentro de su cerebro, como el autor construye y deconstruye los conflictos y los personajes, como ordena los acontecimientos cronológicos y temáticos para conseguir una dramaturgia efectiva, al nacimiento de la que asistimos como unos espectadores privilegiados, como si nos colarse a escondidas en el interior de su mente.