Ficha artística

VICTORIA SALVADOR

PEP SELLÉS

JOAN GADEA

NÚRIA GARCIA

PASQUAL ALAPONT

texto

PASQUAL ALAPONT

dirección

GEMMA MIRALLES

asesoramiento lingüístico

PASQUAL ALAPONT

espacio escénico

GEMMA MIRALLES

XAVO GIMÉNEZ

diseño vestuario

JOAN MIQUEL REIG

Iluminación y dirección técnica

VÍCTOR ANTÓN

Imagen gráfica

PEP SELLÉS

Fotografía

JORDI PLA

banda sonora

PANCHI VIVÓ

ayudante técnico

MARC GONZALO

Ayudante de producción

FERRAN GARCÍA

producción ejecutiva

JOANFRA ROZALÉN

mayo, 2002
Una teoría sobre eso

El lenguaje popular ha acuñado la expresión «la crisis de los cuarenta» para designar un comportamiento típico del individuo insertado en nuestra civilización en el tránsito de la juventud hacia la madurez. En realidad, esta inflexión cronológica, según los casos, se da unos años antes o bien unos años después, pero es un hecho cantado que tarde, o temprano, en torno a la cuarentena, el individuo, hombre o mujer, comienza a replantearse muchos de los dogmas, valores, proyectos e ilusiones que hasta aquellos momentos habían presidido su vida. Del mismo modo que se pasa la viruela también pasa la crisis de los cuarenta; y si los síntomas de una es la fiebre y el vómito, en la otra es el desconcierto y la apatía. O la rabia y el maquillaje, que de todo hay. El descubrimiento es brutal; un día te levantas de la cama, te miras al espejo y, en lugar de ver erupciones cutáneas en el rostro, te sorprendes diciendo en voz alta: «¿de qué me suena, este tío?» Es la constatación fatal que uno no es Peter Pan, que no lo ha sido nunca y que nunca lo será. Uno se siente estafado, como de pequeños, algún gracioso o graciosa que había madurado antes de la cuenta nos anunciaba ufano que «los Reyes de Oriente no existen, idiota, que son los padres». Por otra parte, nadie escapa, de esta crisis. Por lo menos en el mundo occidental. A poco que una sociedad tenga asegurada un cierto clima de bienestar económico, hay un caldo de cultivo adecuado para que tome la enfermedad, que no sabe distinguir de credos ni de estamentos sociales. Así, el hijo del banquero descubre en medio de un consejo de administración, que hubiera querido ser actor; el actor, en plena representación escénica, que cambiaría los teatros por los estadios deportivos; el futbolista, que habría dado lo que fuera para estudiar una carrera para poder decir algo más que «yo lo que diga el mister»; el licenciado, que lamenta haberse quemado las cejas en aquella oposición de judicatura mientras los amigos perdían la virginidad en un apartamento de Peñíscola; el que perdió la virginidad, que la ilusión de su vida habría sido ser un cura ascético; y el sacerdote; que bien que le habría ido ser hijo de un banquero.

De eso, de esta siempre difícil asunción de la madurez, de las ilusiones perdidas que contaba Balzac, trata Una teoría sobre esto. Daniel, el protagonista, es un cirujano destacado, con la vida muy bien montada, que tiene todos los condicionantes para ser una persona feliz y, sin embargo, se siente deprimido. La inminente muerte del padre, figura en torno a la que ha construido su personalidad, le hace revivir viejos fantasmas y viejas aspiraciones. Le remueve, en definitiva, los fundamentos de su vida que él suponía tan sólidos. Es el momento de hacer balance, un balance que no ahorra la crudeza ni la ironía.

     

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JOAN MIQUEL REIG

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VÍCTOR ANTÓN

Imagen gráfica

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Fotografía

JORDI PLA

banda sonora

PANCHI VIVÓ

ayudante técnico

MARC GONZALO

Ayudante de producción

FERRAN GARCÍA

producción ejecutiva

JOANFRA ROZALÉN